martes, 13 de abril de 2010

El crudo filósofo

El mundo despierta.


Despierto con él y me siento solo.

La cabeza zumba, el estomago replica y se mueve como bailarinas sobre la duela.

Los ojos se sienten amenazados por el sol del mediodía, y las manos apestan a tabaco.

Las gafas protegen los ojos, la coca helada calma un poco la punzada en las sienes y mi cuerpo se traslada hacia la calle en busca de lo único que terminará con este malestar acostumbrado de los fines de semana.

Llega al puesto, se sienta y sacude su cabeza.

Mira el exhibidor de cristal, el buche, la lengua y la carne esperan…el chicharrón, la tripa, el riñón y el bolillo conviven en una formación vertical.

La hielera atestada de refrescos espera por la orden, pero prefiere ordenar una modelo junto a la torta ahogada de carnita y los dos tacos de frijol.

Mientras el cuerpo hace lo suyo, casi inconscientemente, recuerda a medias la noche anterior, las platicas, la cerveza, el vodka que apareció de repente en su mano al igual que el encendedor.

La música debió haber sido buena, de lo contrario no hubiera tomado tanto.



Qué bueno que hoy no se trabaja. Ojala nunca tuviéramos que hacerlo.

Vivir en una utopía regida por los placeres del cuerpo, de la carne; decidir hacia donde ir y cuando, asumir una postura anarquista hacia la vida y las cosas, desprendernos del bien material exagerado y aprender a vivir con lo básico, ser artistas, ser humanos; coger, cantar, brincar y beber sin restricciones, tocar la guitarra, llenar las paredes de murales exquisitos y contemplar los atardeceres sin la prisa cotidiana de llegar tarde a la junta, al evento, a la función escolar.

Vivir sin regímenes ni dictaduras, sin democracias que no lo son ni salvadores que solo salvan el pellejo…dejar de evitar los alcoholímetros e inventar amorimetros, destruir las armas, los aviones de combate y los tanques para que Colunga construya inmensas sillas que lleguen hasta el cielo…superar la nube de smog y poder apreciar la guarida de los ángeles y las estrellas…la enorme bóveda de luces que prenden solo de noche, y solamente puedo ver cuando viajo a León, o aquella vez que las vi en camino a Sayula, cuando mi primo conducía y ebrios escuchábamos canciones de Fito y de Cerati, y fumamos mientras mirábamos por el quemacocos, esas luces brillantes que ya no se ven en la ciudad…

Ahora tengo esta torta, esta modelo y este par de tacos de frijol…

Ayer tenía cerveza, vodka y cigarros, hablaba de política, de mujeres y música; contaba chistes, escuchábamos música y cantábamos los himnos de los brindis habituales, fumábamos y brindamos durante la noche con las gargantas abiertas y la sonrisa que solo el alcohol arranca, aun al más serio…convivimos bajo el efecto del dios Baco, compartimos las caguamas y pactamos amistades más estrechas…

Pero ahora caminamos por las calles de la ciudad desvelados, cansados y jodidos.

Ahora pago la cuenta.

Me dirijo al billar de costumbre.

La música es buena, así que pido una cerveza. Otra. Otra. Huele a peda.


Que bueno que apenas es sábado…

 
Amaury Sahagún
amaurysahagun@gmail.com
 
 
 
 
.com/amaury_sahagun

2 comentarios:

Salvador Hermosillo dijo...

Hahaha muy buena me encanta la redacción y la historia un buen sentido para pasar el día.
Una historia de Amaury sin ese ebrio trago dee atracción en las palabras es como una historia sin terror de Hitchcock.

Saludos
suerte

Rozy Sofia A. dijo...

Arriba Baco !!!!!! abajo la oprecion !!!
Igualdad para los discapacitados !!!! ups perdon me deje llevar por la alegria.

Muy bueno, felicidades, me encanta tu forma de redactar y editar una idea en particular

Besos !!!